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El mutismo selectivo desde tres perspectivas: familiar, sicológica y escolar

Por: Dra. Noelia Cortés Cordero, psicóloga escolar

Viviana Cortés Cordero, terapeuta educativa

Viviana Cortés Cordero, maestra, columnista independiente y fundadora del Grupo de Apoyo para Niños con Mutismo Selectivo para Puerto Rico

¿Alguna vez se ha cuestionado sobre la conducta que demuestra su hijo o hija fuera del hogar? ¿Se ha preguntado por qué le cuesta tanto comunicarse con otros niños en la escuela o en actividades sociales, cuando en la casa habla con mucha espontaneidad y fluidez? Una posible respuesta es que su hijo o hija puede estar presentando el trastorno de mutismo selectivo. El término mutismo, del latín “mutus” o mudo, se refiere a las personas que no hablan.

mutismo-selectivo2-reportemedicoPerspectiva Familiar:

El silencio de mi hija…

Hay que ponerse en mi lugar: un día te citan los maestros y te dicen que aquella niña vivaracha, alegre y que habla “hasta por los codos” en la casa, en la escuela se aísla, no habla con sus compañeros de clase y le asustan exageradamente los ruidos. No puedes creer que se trata de tu hija, entras en negación, les reclamas a los maestros que tal vez el acercamiento hacia la niña no está siendo efectivo y, al final, luego de que observas con tus propios ojos su comportamiento en el ámbito escolar, te das cuenta de que la niña que tienes en casa no es la misma que la de la escuela. Como padres, es difícil darnos cuenta de que nuestros hijos pueden ser “diferentes” o no actúan de acuerdo a la conducta esperada a sus edades o a su crianza. El mutismo selectivo se convirtió para nosotros en un gran misterio aún no resuelto, pues Thai (nombre ficticio) nunca mostró síntomas ni comportamientos propios de este trastorno hasta que llegó a la escuela por primera vez. Lo que no nos esperábamos era que el mutismo selectivo fuera tan poco conocido, incluso por algunos profesionales de la salud. Fue cuesta arriba lograr un diagnóstico adecuado y luego conseguir a un especialista que tratara estos casos.

Mientras tanto, las dificultades de Thai en la escuela se hacían intolerables: los otros chicos se burlaban de ella, la llamaban “la muda”, le robaban sus materiales escolares e incluso sus tareas. Lo peor de todo es que algunos maestros se mostraban incrédulos y desconfiados ante su conducta, la cual consideraban retante. Se negaban a brindarle ayuda hasta tanto la niña fuera registrada en el Programa de Educación Especial. Lo más curioso era que en ese programa el mutismo selectivo no formaba parte de los Problemas Específicos de Aprendizaje incluidos en sus listas, por lo tanto, se negaban a registrarla bajo ese concepto.

Afortunadamente, luego de largas esperas, diagnósticos equivocados, indiferencia del componente escolar, frustraciones y hasta deseos de Thai de no volver a la escuela, logramos dar con sicólogos, terapistas y otros profesionales de la salud con experiencia previa en tratar a los niños con mutismo selectivo.

En la actualidad, nuestra hija es una chica exitosa académicamente, aunque no ha logrado del todo superar su dificultad para comunicarse verbalmente fuera de la casa. Como padres nos hemos dedicado en cuerpo y alma a difundir información acerca del mutismo selectivo a través de un grupo de apoyo en las redes sociales, pues estamos seguros de que existen en Puerto Rico muchos niños que padecen este trastorno sin que nadie se percate, y que su sufrimiento les puede llevar a abandonar la escuela. En el peor de los escenarios, llegan a deprimirse por sentirse aislados y rechazados por otros, e incluso, atentar contra sí mismos.

Recuerden: los mejores pediatras de nuestros hijos somos las madres y los padres. Debemos estar alertas a las señales que nos dan tanto en su salud física como mental y emocional y, sobre todo, llegar hasta las últimas consecuencias para que ellos puedan luchar contra “ese monstruo” que les aprieta la garganta y les impide comunicarse.

mutismo-selectivo3-reportemedicoPerspectiva sicológica

Recientes cambios a la clasificación de los desórdenes mentales eliminaron al mutismo selectivo de los trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia. En la quinta y más reciente edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM 5) aparece reclasificado bajo los trastornos de ansiedad (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013). Desde la perspectiva psicológica, el mutismo selectivo podría definirse como aquella conducta de no hablar en una situación social que afecta a la comunicación, pero no presume ninguna otra deficiencia de base asociada. El conocimiento del lenguaje o la fluidez lingüística no se encuentran alterados. Es la incapacidad persistente de hablar en situaciones sociales específicas. La alteración interfiere en los logros educativos o laborales y en la comunicación social. Dicha alteración puede durar como mínimo un mes. Lo más frecuente es que el niño no hable en la escuela, aunque lo haga en su casa, y que se niegue a hablar con adultos desconocidos.

El patrón de mutismo se puede observar durante los tres a seis años de edad de un niño o niña, o en los primeros grados en la escuela, ya que es común que se presente una timidez excesiva durante este período del desarrollo. Algunos niños pueden comunicarse mediante gestos, con afirmaciones o negaciones, con movimientos de cabeza o, en algunos casos, utilizando monosílabos o expresiones cortas. Se estima que el mutismo selectivo ocurre aproximadamente en 0.3 a 1.8 de cada 1,000 niños (Conn & Coyne, 2014). Es un trastorno que suele ser confundido muy a menudo con otras condiciones, lo que implica que estos niños a podrían ser tratados de forma errónea. Esto ocurre debido a la falta de información y de profesionales expertos para diagnosticar e intervenir correctamente con estos niños.

En lo relacionado al diagnóstico y su atención dentro del Departamento de Educación, se reconoce en primer lugar, el desconocimiento que poseen los maestros sobre dicha condición. El que padecen mutismo selectivo suelen ser agrupados bajo la clasificación de desórdenes emocionales y de la conducta (según lo establecido en la Ley IDEIA 2004), junto a los estudiantes que presentan una conducta desafiante, conducta atípica, agresión, aislamiento, ansiedad, frustraciones, baja tolerancia y desórdenes emocionales más severos, tales como: pensamientos distorsionados, ansiedad excesiva, depresión y esquizofrenia.

mutismo-selectivo4-reportemedicoPerspectiva escolar:

En investigaciones realizadas sobre la preparación de los maestros de corriente general para atender a los niños de educación especial integrados en la sala de clases regular, se encontró que estos no se sienten capacitados para trabajar eficazmente. A menudo piensan que no tienen los conocimientos necesarios en el área de educación especial, principalmente en técnicas de enseñanza sugeridas para cada tipo de impedimento.

Los niños con mutismo selectivo, cuando se encuentran en la escuela o en otros ámbitos que les provocan ansiedad, comienzan a variar su comportamiento. Algunos permanecen sin moverse, sin expresión, y pueden mostrar un lenguaje corporal rígido. Otros giran la cabeza, evitan el contacto visual, mastican, se rizan el pelo o se esconden en una esquina del salón (Shipon, E. 2007). Con el paso del tiempo, algunos niños aprenden a relacionarse y a participar en ciertos contextos sociales, comunicándose de forma no verbal o hablando en voz baja con un compañero del salón.

Existen unos factores escolares que pueden fomentar que el niño no desarrolle el habla. Uno de estos factores es la generación de expectativas negativas por parte de los maestros y de los propios estudiantes con relación a la posible evolución y normalización del habla del niño. Por ejemplo: aquellos compañeros que piensan y verbalizan que ese estudiante ni habla ahora ni lo hará en el futuro. Otro factor escolar es la acomodación a las dificultades del niño. El estudiante deja de hacer ciertas actividades académicas porque no habla (no sale a la pizarra, se salta sistemáticamente en turnos de preguntas, entre otras), los compañeros se convierten en intérpretes del niño y se le permite contestar mediante gestos.

El aprovechamiento académico del niño con mutismo selectivo va a estar sujeto a la interacción que este pueda tener con su maestro o compañeros del salón. Su proceso de adquisición  de aprendizaje es uno normal, pero puede verse afectado negativamente al no poder manifestar y expresar lo aprendido como lo harían los otros niños. Esto ocurre debido a las restricciones sociales que el mismo tiene como consecuencia de su diagnóstico (Olivares, J 1994).

En conclusión, el trastorno de mutismo selectivo es muy compleja, ya que además de involucrar el ámbito escolar, involucra otros aspectos sociales de la vida del niño. La cooperación y la colaboración de los maestros, padres y profesionales es lo que hará que el niño tenga mayores oportunidades de salir de su condición. El maestro debe capacitarse sobre este tema para tratar de conocer y entender al niño en forma libre y sin prejuicios. Es recomendable que los educadores visiten al niño en su casa y que, preferiblemente, vean su cuarto y se interesen por sus trabajos de arte, juguetes, libros, entre otros, durante el año escolar. El ambiente familiar transmite seguridad y confianza en el niño. Esto permitirá un mejor comienzo escolar dentro de un grado de comodidad adecuado.

Recomendaciones:

Si usted sospecha que su hijo o hija presenta alguno de los indicadores señalados en este artículo, solicite una evaluación sicológica lo antes posible.

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